Una ambientación acorde con la serie de dibujos animados y un caso por resolver hizo que el pequeño detective disfrutase de una deseada fiesta de cumpleaños.
La «casa del árbol» fue el lugar en el que se desarrolló la merienda. Decorando la sombrilla con ramas artificiales y guirnaldas de banderines como los de la serie.
Para el diseño del cartel se adaptó el propio de los dibujos y, con los vasos y pajitas, se recrearon las lupas.
Para la tarta se preparó un bizcocho con azúcar glasé azul para dibujar la insignia de los detectives.
Una vez terminada la merienda, venían los «problemas». ¡Alguien se había llevado los regalos!
Ahí empezaba su papel. Para ello se le entregó una carpeta con todas las pistas que, nuestro ingenioso detective, tendría que saber interpretar.
Cada pista le llevaría a una parte de un mismo mapa: unas huellas, unas zanahorias tiradas y unas plumas que dejaban un rastro lo fueron guiando hasta dar con todas las piezas del puzzle.
Ya en el «laboratorio», con la mesa de luz, tocaba unir todas las partes para encontrar el escondrijo de los ladrones, una vez resuelto, ¡ya solo tenía que seguir el recorrido indicado!
En el mapa, y como guía para ellos, se dibujaron escenas que representaban la decoración que los peques habían preparado semanas antes para su cumpleaños, sin tener conocimiento del juego que le teníamos preparado.
Así nos encontramos con una fábrica, un faro, un barco y el Polar Express hecho todo ello con cajas de cartón. Utilizando, la locomotora del Polar, como envoltorio para su regalo de cumpleaños sin que ellos supiesen lo que se ocultaba en su interior mientras la pintaban.
Una vez localizado el lugar, con las piezas que habían reunido, debían de insertar el código para que la puerta se abriese. Por suerte, ¡todo salió a la perfección y los pequeños detectives pasaron una tarde muy divertida!
Viendo lo contentos que habían quedado con el juego, decidimos repetirlo con un par de amigos por la zona del puerto de Vilagarcía de Arousa.
Se le empezaba entregando un mapa que los dirigía a un punto en concreto, llegado a ese punto, se le daba una fotografía con la actividad/sorpresa que realizarían allí para que la localizasen y, una vez terminada, se le entregaba el siguiente mapa para la siguiente tarea.
Ese día disfrutaron de un paseo en tren, una merienda en el McDonald´s y una bolsa de chucherías previamente acordada con la señora de la tienda, encargada de entregársela cuando los cuatro pequeños le llegasen con el mapa en la mano.