«Viaje» Escaparate Vilaóptica

La inspiración para este escaparate nació a raíz de las monturas de nueva temporada y su merchandising. Fue uno de estos flashes que me vino a la cabeza a medida que desembalaba la mercancía.

El diseño de los display, los modelos de gafas, el tono y estilo de sus fundas, los expositores; se podría decir que todo me encajaba a la perfección.

La publicidad de Nike y DKNY me recordaban a los libros, un elemento casi indispensable para muchos viajeros; y el estampado y colores de Guy Laroche a las maletas, con esos minicarteles que representaban tan bien las etiquetas de las mismas.

Finalmente, con las cajas de Mr. Boho, el destino ya lo teníamos marcado. Una colección alegre y vintage que aportaba frescura al escaparate.

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Escaparate vuelta al cole de Vilaóptica «O monstro de cores leva lentes»

Para el escaparate de la vuelta al cole de Vilaóptica (CC Arousa – Vilagarcía) me he inspirado en uno de los cuentos infantiles más conocidos: «El monstruo de colores» de Anna Llenas.

Para ello he recreado cada una de las emociones de este colorido monstruo siguiendo la estela de las colecciones infantiles, donde los colores son una de sus principales características.

Y, aunque dentro de sus publicaciones se encuentre «El monstruo de colores va al cole», en este caso lo he querido personalizar creando «El monstruo de colores lleva gafas», por la importancia de una buena detección y prevención de los defectos visuales desde temprana edad.

«Ahora, Monstruo, no te vuelvas a liar escogiendo montura ¡En Vilaóptica sabrán asesorarte!»

¡Feliz vuelta al cole!

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«En busca del tesoro» Cumpleaños infantil

La fiesta infantil que os presento a continuación corresponde al cumpleaños del peque del año pasado, en la desescalada de los casi tres meses de confinamiento.

Aunque se hizo solo con los de casa y con su hermano pequeño como público infantil, el despliegue de medios bien podía valer para un evento multitudinario.

Cualquier cosa con tal de pasar el tiempo y que tuviese un cumple para recordar y… ¡vaya si lo recordó!… pero eso os lo iré explicando más adelante.

No recuerdo muy bien el porqué pero, durante ese confinamiento, a Darío se le dio por los faros; cuando jugábamos, la casa era un faro, los cuentos que nos inventábamos, tenían que ser de faros y, como no, en la decoración de su cumple, ¡también tenía que haber un faro!

Así que, aprovechando que me sigue muy bien el rollo para la organización de festejos y demás eventos, quedamos en que, entre los dos, y con material reciclado, prepararíamos la fiesta.

Fue ahí cuando toda la maquinaria de mi cabeza se puso a funcionar y decidí, sin que se diese cuenta, esconder los regalos dentro de las cajas que ya teníamos apartadas para la decoración:

«Xa preparei a estrutura do faro! a ver qué te parece, senón cambiámola «

«E estes serían os barcos, así faríamos o mástil e así a vela, gústache?»

Tras dar el visto bueno, se puso a pintar, sin imaginarse, ni por un momento, lo que contenían aquellas cajas recicladas.

Otra cosa que habláramos los días previos a la celebración era que quería que le preparase un mapa del tesoro (otro de los juegos realizados durante el confinamiento), fue así como, poco a poco, el cumpleaños, pasó a convertirse en una superaventura para el pequeño.

Tras comer cuatro chuches y soplar la vela llegó el momento de entregarle el mapa y, aunque él contaba con que el tesoro hacía referencia a los propios regalos, se quedó un poco descolocado cuando, en su lugar, encontró un cofre con monedas y una carta del Pirata Pata de Lata, el culpable de que sus regalos desapareciesen.

En dicha carta nos comunicaba que, para encontrar los regalos, deberíamos resolver los acertijos y, a partir de ahí, ¡su cara sí que fue un poema! Era algo con lo que no contaba.

Descifrados los acertijos solo queda decir que, entre la incertidumbre, la emoción, el ver que, en esas cajas que él había pintado, se encontraban sus regalos y el no saber muy bien cómo habían llegado hasta allí… simplemente… ALUCINÓ.

De ahí que, este año, ¡toca preparar otra aventura! el pequeño ya quería repetir la misma, pero lo convencí para cambiar la temática… ¡Los detectives de la casa del árbol serán nuestra próxima inspiración!

Como parte negativa de toda esta historia decir que, el Pirata Pata de Lata ¡nos siguió dando la lata! Y sino que se lo pregunten a abu Pepe.

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«Nunca Jamás» Escaparate de primavera de Vilaóptica

«Nunca Jamás» hace referencia a esa maravillosa isla de la novela de Peter Pan escrita por el escocés J.M. Barrie. Un lugar caracterizado por la falta de reglas y responsabilidades en el que los niños no crecían.

La razón de inspirarme en esta novela es porque este mes se cumplió el primer aniversario de Vilaóptica y, aunque a diferencia de mis queridos niños perdidos, nosotros sí queremos seguir creciendo y trabajando con profesionalidad, después del añito que llevamos de pandemia, confinamiento, cierres perimetrales y un largo etcétera, no estaría nada mal el poder «congelar» el tiempo volando hasta lo más alto del cielo y girando en la segunda estrella a la derecha, a ver si, el amanecer, nos lleva de vuelta a la auténtica normalidad, dejando atrás eso que, «Nunca Jamás», nos gustaría volver a vivir.

Para ello tengo que dar las gracias a la librería Nobel de Vilanova, porque muy conocedores de mi «todo vale para reciclar», me cedieron unos expositores preciosos con las ilustraciones de Antonio Lorente correspondientes al libro ilustrado de Peter Pan de la editorial Edelvives (una auténtica obra de arte, como todos sus álbumes ilustrados).

Así que, con los expositores adaptados a nuestro escaparate, preparamos nuestra simbólica isla para la presentación del producto, donde, los niños perdidos, representan a nuestros niños, los de verdad, porque aun siendo capaces de adaptarse a la situación, sería maravilloso el poder parar el tiempo para ellos, que disfrutaran de cada una de las etapas de la infancia y que, la falta de reglas, en esta ocasión, hiciese referencia a todas las normas covid que estamos deseando poder eliminar.

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Disfraz infantil de manzana

«Peque, de que queres ir disfrazado este ano? De mazá!»

¡Y así fue!

Va con dos años de retraso, pero como dice el refrán, ¡lo prometido es deuda!

Lo que buscaba para el niño, a la hora de confeccionarlo, era comodidad, que abrigase y que, si se cansaba de la manzana, que no quedase simplemente con una base lisa; así que dividí el diseño en dos partes.

MANZANA

No soy muy amiga del foam, aunque quizás sea una de las telas más adecuadas para este diseño.

La razón; cuestión de gustos, sin más; aunque tengo trajes con este material (véase el disfraz de Lumiérè)

Así que utilicé una tela guateada, forrada con una roja, para que mantuviese la forma y que abrigase.

Como detalle final, con tela verde entretelada y cubierta con una gasa en un tono más claro, le hice las hojas.

Delantero/trasero

GUSANO/RAMA

Para dar un toque al disfraz y evitar lo comentado más arriba, las extremidades y la cabeza formaban el gusano y la rama.

Con tela de algodón diseñé un chándal donde, los brazos y una pierna, lo que venía siendo la rama, iban forrados en verde oscuro y, su pareja, en verde claro, la cual, junto con el gorro, formaba el gusano.

Para el gorro me inspiré un poco en el mismo sistema que utilizamos para el disfraz de «Circo de pulgas»; forré la base de un gorro de pirata, le preparé unos ojos bien grandes con pestañas para que luciesen y le coloqué unas antenas, y cierto es, que le proporcionaba ese toque alegre e infantil al disfraz.

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