«Peque, de que queres ir disfrazado este ano? De mazá!»
¡Y así fue!
Va con dos años de retraso, pero como dice el refrán, ¡lo prometido es deuda!
Lo que buscaba para el niño, a la hora de confeccionarlo, era comodidad, que abrigase y que, si se cansaba de la manzana, que no quedase simplemente con una base lisa; así que dividí el diseño en dos partes.
MANZANA
No soy muy amiga del foam, aunque quizás sea una de las telas más adecuadas para este diseño.
La razón; cuestión de gustos, sin más; aunque tengo trajes con este material (véase el disfraz de Lumiérè)
Así que utilicé una tela guateada, forrada con una roja, para que mantuviese la forma y que abrigase.
Como detalle final, con tela verde entretelada y cubierta con una gasa en un tono más claro, le hice las hojas.
GUSANO/RAMA
Para dar un toque al disfraz y evitar lo comentado más arriba, las extremidades y la cabeza formaban el gusano y la rama.
Con tela de algodón diseñé un chándal donde, los brazos y una pierna, lo que venía siendo la rama, iban forrados en verde oscuro y, su pareja, en verde claro, la cual, junto con el gorro, formaba el gusano.
Para el gorro me inspiré un poco en el mismo sistema que utilizamos para el disfraz de «Circo de pulgas»; forré la base de un gorro de pirata, le preparé unos ojos bien grandes con pestañas para que luciesen y le coloqué unas antenas, y cierto es, que le proporcionaba ese toque alegre e infantil al disfraz.