¿Quién no se acuerda de Lumière? El simpático personaje de la película de Walt Disney «La Bella y la Bestia».
Cuando la hechicera encantó el castillo, este picarón sirviente de origen francés fue convertido en candelabro.
Con este disfraz buscaba algo original y lucido que me fuese cómodo de llevar y, aunque los méritos se los tiene que llevar principalmente mi madre por su mano con la costura, al final lo conseguimos.
Había cinco puntos a tener en cuenta: dejar las manos libres (aunque al mismo tiempo quería tenerlas disimuladas), tener donde guardar las cosas, que me dejase andar con comodidad, poder ir al servicio sin tener que sacar el disfraz entero y poder vestir y desvestirme sin ayuda.
Para el cuerpo del candelabro hicimos el patrón de un vestido largo bombacho, abierto por atrás, con bolsillos, con la parte del corpiño pegadita y terminándolo a la altura de las rodillas con el ancho de la cadera.
A partir de las rodillas salía disparado el pie del candelabro cosido con dos semicircunferencias de foam dorado (tela utilizada para gran parte del disfraz exceptuando las mangas, que iban con lamé).
Con una varilla de corsetería conseguimos que mantuviese la forma y con unas hojas de tela lo decoramos.
Para el cuello seguimos el mismo patrón que en la base, dejando la parte de atrás un poco más alta que la de delante para que quedase vistoso y resultase más cómodo.
Las manos las hicimos en dos partes, por un lado estaba la parte del candelabro, a la que también le pusimos la varilla de corsetería y, por otro, la vela, cosida con foam blanco y decorándola con una llama de limpiapipas, tul y sky.
El sistema que utilizamos para poder sacar las manos por los puños consistía en dejar una abertura entre la vela y el candelabro, cosiendo únicamente la zona situada en el dorso de la mano.
Con unos guantes dorados las disimulaba cuando las tenía por fuera.
Las mangas, hechas con lamé, las cosimos al disfraz y, los puños, independientes, se sujetaban a las muñecas con un corchete.
Finalmente, para la cabeza, se confeccionó una capucha con forma de vela, a la que le añadimos el curioso detalle del rulo de Lumière formado por la cera derretida.
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¿Qué os parece el resultado? Pienso que Marinita se ha convertido en la nueva hechicera de «La Bella y la Bestia» porque…
…personalmente…
…¡me ha encantando!
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–Agradecimientos especiales a ambas máquinas.
A Marinita por su tiempo y su mano con la costura y, a la Singer, ¡por «llevarnos» el lamé! ——