La librería Nobel situada en Vilanova de Arousa (Pontevedra) forma parte de la quinta generación de la familia Pombo pero, hasta el 2009, fue conocida como el estanco de «don Pastor» o la de «Aurora Pombo».

En 1835, José Pombo Vila abre el primer estanco en la llamada Praza Vella gracias a sus méritos de guerra, dejándole el negocio a su hijo, Pastor Pombo Regás, pasando a ser conocido como el estanco de «don Pastor».

Tras él, sigue con la regencia del negocio su hijo, Pastor Pombo Ferro y, a continuación, la hija de este, Aurora Pombo, que lleva a cabo su primer cambio, naciendo así la primera librería de Vilanova de Arousa.

Tras el fallecimiento de Aurora Pombo en el año 1977, asume la gerencia de la librería-estanco su viudo, José Canabal Pérez, y una hermana suya, Concepción.

Es en el año 2006 cuando aparece la quinta generación.

Tras la jubilación de José Canabal Pérez queda a cargo de la librería-estanco su hija, Consuelo Aurora Canabal Pombo, y su marido, Eulogio Aragunde Pérez, pero no es hasta el año 2009 cuando deciden mudarse de su local de 30 metros cuadrados a uno más espacioso, momento en el que el estanco de «don Pastor» y la de «Aurora Pombo» pasa a llamarse librería Nobel.

(Noticia completa «Faro de Vigo»)

Para la realización de este escaparate utilicé unas figuras de cartón piedra que había realizado hace unos años.

De aquella, formaban parte de  los escaparates de material reciclado que realizaba para la óptica en la que trabajo, por lo que ahora necesitaba darles un cambio y adaptarlos a los artículos propios de las librerías.

( veáse MANUALIDADES).

Debido a la diferencia en el tamaño del material a mostrar, decidí cortar los lápices a la mitad, de forma que, como hacía antiguamente, la decoración no fuese solo decoración, sino que formase parte del escaparate utilizándola como expositor de producto.

Con unas sillas infantiles que tenía diseñadas con lápices, las desmonté y pinté acorde con el resto de la decoración, usando la zona del asiento para la ubicación del material

Todo ello formaba la parte decorativa del escaparate, junto con un afilalápices del que salía una viruta y un bocadillo, con forma de cerebro, que decía:

«Sácale punta a la imaginación»

Mensaje claro y sencillo que anima al espectador a leer, despertando esa parte creativa dormida en nuestro interior.

Finalmente, este ha sido el resultado…

Desde aquí agradecer a Eulogio y Consuelo que me hayan concedido la oportunidad de mostrarles mi trabajo y desearles que otras cinco generaciones continúen con el oficio tan maravilloso que están desempeñando.